Fingiendo amarme, tú, un alma perdida
Silente te acercaste a mí en Florencia
¡Amor! ven, me dijiste, y atraída
en mí nació la cálida indulgencia
De pronto dura, cruel, necia incongruencia
sentí que me arrancabas dolorida
el alma,¡traicionero sin clemencia!
Con tal frialdad recién acaecida
lograste mi locura en tul envuelta
Cual fina lluvia lloré, te llevaste
el aire, quiero ser paloma suelta
poder sentir el sol que me robaste
Verás un nubarrón negro en el delta
del río, como tal, agonizaste.
María Teresa Fandiño ©
15/07/2015
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Fotografía de la red
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