Cogidos de la mano dos amantes,
en la noche vestidos con tejidos
de tules transparentes, jadeantes
se escondieron tras fresnos florecidos.
Silente finaliza en primavera
la pasión. Se amamanta, de la leche
del rencor, el dolor de una pantera,
criatura que pudiera ser que aceche,
pues nadie en este gélido planeta
hay, que no quiera amor en un verano
cálido, cual candor de una violeta.
Cual serpiente, veneno muy cercano,
el fresno ya no puede ser su meta
trae un odio mortal, amor insano.
María Teresa Fandiño
15/11/2015
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Imagen Gealitterata
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