Viajo por las letras con la maleta llena de libros. Escribo novelas y relatos, pero si me siento poética la lleno de poesía o de lírica. Soy "cuentista". ¡Otros van más allá e incluso publican mis historias! Os deseo un paseo agradable por mi blog. Mis trabajos están registrados, podéis usarlos citando la procedencia y sin alterar su contenido, siempre y cuando se utilicen para actividades sin ánimo de lucro.

viernes, 11 de marzo de 2016

Me cegó la luz de tus estrellas Revista digital Gealittera

Me cegó la luz de tus estrellas


Un día quise volar, ¡lo deseé con tanta vehemencia, con tanto amor!
Me embrujó la luz de tus estrellas. Pregunté y me dijeron que estabas en el cielo. Cerré los ojos y soñé contigo. Y con ellos cerrados, suplicando, me elevé hacia ti lentamente. Llegué a las nubes, jugué con ellas y, mecidas por el aire, me balanceaba. El sol ardía, me resguardé bajo una sombrilla de colores y, por momentos, en sus nieblas para refrescarme.
La noche acudió y pude verte. ¡Creí morir!
Sin poder dejar de observarte ni un segundo, llegó el alba... Después de unos días, y unas cuantas noches en vela, mirándote, las nubes comenzaron a moverse; viajaban hacia otras tierras y, a través de los huecos que surgían entre ellas, conocí paisajes, mares, montes, caminos, lugares y personas irrepetibles. Durante la noche me recostaba sobre ellas, me acunaban, me adormecía y me sentía bien.
La luna me miraba en marfil, me embrujaba como queriendo besarme.
Tú siempre estabas ahí, sentada en tu silla de reina y tu corona sobre tu cabeza. Pude observar tus cinco estrellas más brillantes. Ellas nunca se separaban, parecían estar sujetas por un cordoncillo.
Brillaban como nunca las había visto, tan cerca y tan lejos.
Reconocí en mí la fuerza y el poder.
En pie sobre las nubes sobrevolé las montañas, observé pequeños pueblos nevados. Los picos de tu corona me guiaban, señalaban norte.
Cruzábamos sobre el fiero océano cuando lo visitó el diablo. Juntos, el maligno y Lucifer, arrasaban las pequeñas aldeas de la costa con la fuerza de mil demonios. Las nubes se enfurecieron, comenzaron a pelearse unas contra otras, rayos y truenos. Me asusté, mas tú siempre estabas sobre mí, con tu M de madre y tus luces encendidas.
Un avión de pasajeros cruzó las nubes a mucha velocidad, algunos de ellos me vieron y se sorprendieron, los niños reían. ¡No todo el mundo puede volar y surfear por el cielo!, me vapuleó. Me entró vértigo y perdí el equilibrio, extendí los brazos para sujetar mi caída. Desperté en mi cama sujeto al suelo. Sé que no fue un sueño, ¡tal vez un milagro! Volé más allá del imposible, cerca del universo.


Deseaba llenarme de tu luz radiante, de tus colores. Casiopea, inundas mi cielo con tus destellos.


María Teresa Fandiño Pérez

A Coruña, España
15/01/2016
Fotografía de Revista Gealittera

http://revistagealittera.blogspot.com.es/


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