Ella perdió a los suyos en la guerra
entre familias, esos primos vanos
antes habían ido de las manos.
Fue aquella guerra sórdida y muy perra.
Ella, María, no teme a la tierra
ni regresar allá con pelos canos.
Muchos almuerzos salen de sus manos.
Teme a vivir la vida que la encierra
y a quien deber curar y alimentar
¡Dios les dará!, cansada de rezar
llega María, quema buena leña.
Esta maldita crisis no se acaba
¿Cien años he de ver?, se preguntaba,
¡He de morir gastada como peña!
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