Sucedió una mañana gris de un día cualquiera. Al despegar sintió la sensación de elevarse en una noria. Cuando vio las nubes se le antojó pasear sobre ellas. Construyó una casa con panel solar, señales de tráfico, y mucho espacio para dos.
Podría vivir una eternidad junto a ella sin tormentas, y, en su almohada, luz de luna cada noche.
Se despertó sonriendo, el piloto anunciaba aterrizaje.A nadie se le ocurriría pensar que solo quiso volar, como aquella noche que le visitó el mago.
Ella lo intuía y él deseaba llevarla a visitar su casa en las nubes.
María Teresa Fandiño
10.08.2015
Fotografía obtenida de la red
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