Viajo por las letras con la maleta llena de libros. Escribo novelas y relatos, pero si me siento poética la lleno de poesía o de lírica. Soy "cuentista". ¡Otros van más allá e incluso publican mis historias! Os deseo un paseo agradable por mi blog. Mis trabajos están registrados, podéis usarlos citando la procedencia y sin alterar su contenido, siempre y cuando se utilicen para actividades sin ánimo de lucro.

sábado, 1 de octubre de 2016

El salero de mis abuelas



El salero de mis abuelas.

Recordé que Poseidón a veces deja sueltos a sus caballos, les temía; supuse que el dios no sufriría un ataque de ira ese día precisamente. Me decidí, no sin miedo, y salí a navegar; unas horas después, en medio del océano, el mar estaba tranquilo.

Imaginé la zona llena de corales. Observé el horizonte, quizás los caballos de sal estuvieran libres y cabalgando, mas no les vi; con mi traje de buceo me sumergí en el agua. Una vez estuviera en el fondo del mar, no me afectaría el tamaño de las olas. Poseidón podría soltar a todos sus caballos, los más grandes y hermosos sin que apenas se notara. Encontré corales que parecían de colores; una voz maestra me recordó que los corales son blancos, los efectos de las algas los cubren de hermosos colores. Buceé hasta que anocheció, descubrí secretos en el fondo del mar que fui recogiendo en una bolsa; un camafeo y una moneda de euro.
Subí mi pequeño tesoro al barco, guardé mi traje de buceo y me tiré de nuevo al mar; cabalgué sobre pequeños caballos que comenzaban a llegar, sólo querían jugar conmigo, nadé hasta que me agoté; sentí la libertad al anochecer junto a ellos.
La melena al viento, una noche clara, olor a salitre; ese olor a sal que tantos recuerdos me trae. Recuerdos tiernos de la infancia, de aquellos días en la playa cuando de niña, junto con mi abuela, recogía berberechos.Tras lavarlos en agua de mar, a escondidas de mi madre y con aquel gesto de complicidad, los comíamos crudos.
Mis abuelas…Sé que yo, sin pretenderlo, fui la sal en sus saleros. Ellas amortiguaban mi disciplina ¡ellas eran la sal de la vida!

María Teresa Fandiño
23/09/2016
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